¿Somos lo que hacemos, o hacemos lo que somos?

Hábitos

Por Claudia Londoño

julio 12, 2022

Lo que somos es el resultado de lo que hacemos día a día, de nuestros hábitos, que por insignificantes que puedan parecer, son los que construyen nuestros resultados en la vida.

Es por ello que, en coaching, cuando trabajamos en la consecución de un objetivo, los hábitos son uno de nuestros principales aliados a la hora de establecer planes de acción que nos acerquen a la persona que queremos ser. Por eso, he encontrado de tanto valor el libro de James Clear, Hábitos atómicos”, porque de manera muy práctica nos da herramientas para implementar nuevos hábitos, y la realidad es que nos muestra un número importante de estrategias para que cada quien elija las que más le hagan sentido y se ponga en acción con la implementación de nuevos hábitos o la modificación de los existentes.

Pero empecemos por los básicos

¿Qué es un hábito?

Un hábito es una rutina o conducta que se practica con regularidad y en muchos casos de manera automática.

Al comienzo un hábito puede parecer pequeño, o poco significativo, pero es el mantenerlo, lo que nos permitirá conseguir resultados extraordinarios. Solemos subestimar las pequeñas acciones, porque tendemos a sobreestimar la importancia de los momentos definitorios y a restarle importancia a las mejoras cotidianas. Pensamos que un gran éxito requiere de un gran impulso y le restamos valor el hacer pequeñas mejoras.  

¿Y que tal si solo mejoramos un 1% cada día?

Si cada día lográramos ser un 1% mejores en algo, al final de un año, seríamos 37 veces mejor de lo que éramos cuando empezamos.

Lo que empieza siendo como una pequeña ganancia o pérdida insignificante, se acumula con el tiempo y termina siendo algo grande

De manera que un hábito bueno o malo, por insignificante que parezca, al permanecer mantenido en el tiempo tendrá un efecto multiplicador. 

Por ejemplo, si ahorramos un poco de dinero cada día,  no nos conviertimos en millonarios, pero al cabo de unos años, si puede ser la diferencia entre tener una independencia económica, montar un negocio propio, tener una casa, etc. 

Por lo tanto, tomar una desición un 1% mejor o peor, aparentemente no resulta relevante, pero la realidad, es que en el transcurrir de la vida, son precisamente estas desiciones las que determinan la diferencia entre la persona que somos y la persona que podríamos llegar a ser.

El éxito es el resultado de las desiciones cotidianas, no de transformaciones drásticas que se hacen una vez en la vida.

Nuestros resultados en la vida no son más que el resultado de nuestros hábitos, por ejemplo; el peso actual, es un indicativo de los hábitos alimenticios, la cantidad de dinero que tenemos, es el resultado de los hábitos financieros, el trabajo que tenemos, es el resultado de la preparación que hemos tenido durante la trayectoria profesional.

¿Los hábitos que tienes hoy te están acercando a ser la persona que quieres ser?

Pero, si los hábitos son los que determinan el éxito en la vida (llámese éxito a la definición que cada persona tenga de éxito) ¿Qué es lo que hace tan dificil que se mantengan en el tiempo?

La razón por la cual es dificil mantener los hábitos, es porque no se ven resultados tangibles rápidamente, y nos desmotivamos y decidimos renunciar.

El ser humano, biológicamente viene programado para responder a las recompensas inmediatas y cuando no las tenemos, caemos facilmente en abandonar. Un ejemplo muy común, nos apuntamos al gimnasio, y al no perder los 3 kilos que queremos en la primera semana, la segunda semana nos resulta cada vez más dificil ir y al final terminamos por abandonar.

La trampa está allí, en que los hábitos no producen ningún cambio hasta que se alcanza un punto crítico, que desencadena un nivel superior de desempeño. Esto quiere decir que el trabajo no se desperdicia, se acumula; y el secreto está en perseverar lo suficiente hasta alcanzar este punto crítico que nos genera un logro importante y que visto desde afuera, es la punta del Iceberg que vemos como éxito en los demás; lo vemos todos los días cuando presenciamos un éxito de otra persona, solemos pensar, “que suerte ha tenido de tener ese trabajo”, “Que suerte ha tenido de obtener esta beca”, y lo que no vemos, son precisamente, esas pequeñas tareas que se acumularon día a día hasta conseguir ese objetivos tan anhelados.

Entonces, vale la pena preguntarse, ¿Cómo se mantiene un hábito el tiempo suficiente como para alcanzar el punto crítico? ¿Qué es lo que hace que algunas personas regresen pronto a sus malos hábitos mientras otras consiguen disfrutar de los efectos acumulativos de los hábitos favorables? 

Varios tips aquí:

💡 “Enfocarse en el camino y no en el destino”: La trampa de obsesionarnos con los resultados, es que posponemos la felicidad; expresiones como: “Cuando consiga …. Seré feliz”, son demasiado frecuentes y con la misma frecuencia nos generan frustración porque por naturaleza somos seres inconformes y la realidad es que cuando llega eso que tanto queremos, ya estamos esperando conseguir nuestro siguiente objetivo. Es por eso por lo que cuando logramos enamorarnos del proceso, por encima del resultado no tenemos que esperar hasta el desenlace para ser felices. Así que es indispensable crear un sistema de hábitos que sean agradables en nuestro día a día y no solo esperar un resultado de ellos.

💡 “Plantear un sistema de mejoramiento gradual : Cuando queremos implementar cambios en nuestra vida, es más efectivo irlos implementando de a poco, en vez de hacer cambios drásticos. Así que el implementar acciones fáciles que podamos repetir continuamente, es una fuente de poder increíble.

💡 “Enfocarse en cambiar hábitos que moldeen nuestra identidadPor lo general cuesta cambiar los hábitos porque intentamos hacerlo de manera equivocada. 

Las tres capas del cambio de conducta:

Los resultados se tratan de lo que obtienes, los procesos de lo que haces y la identidad de lo que crees. 

Hábitos basados en resultados:

Hábitos basados en identidad:

Generalmente empezamos a implementar hábitos, enfocándonos en los resultados; por ejemplo: quiero publicar un libro. La alternativa, sería construir los hábitos basados en el cambio de identidad, de manera que nos enfocamos en lo que queremos ser, y no en un objetivo puntual… En el mismo caso del ejemplo anterior, el objetivo tendría que ser: quiero convertirme en escritor.

La mayoría de personas ni siquiera consideran cambiar su identidad cuando se deciden mejorar, establecen metas y determinan acciones para alcanzar esas metas pero ni siquiera consideran las creencias que sostienen esas acciones.  No cambian la manera cómo se ven así mismas y no se dan cuenta que su vieja identidad puede saboteara sus planes de cambiar.

Cuando las conductas no son coherentes con el ser, estas no serán duraderas, he aquí la importancia de cambiar las creencias sobre las que se sostiene nuestra identidad,  lo que más nos motiva a sostener un hábito es cuando este se convierte en parte integral de nuestra identidad.

Y entre más se repite una conducta, más se refuerza la identidad asociada con esa conducta. En realidad el proceso de construcción de hábitos equivale a convertirnos en las personas que somos.

En conclusión, la manera más fácil de cambiar quienes somos, es cambiando lo que hacemos y un buen comienzo para ello es preguntarnos:

  1. ¿Qué tipo de persona quiero ser?
  2. Demuéstrate a ti mismo mediante pequeñas victorias continuas. (Los hábitos moldean la identidad, y la identidad se ve moldeada por los hábitos, el foco siempre lo debemos poner en convertirnos en el tipo de persona que es capaz de conseguir una meta y no en la meta en si).

¿Los hábitos que tienes hoy te están llevando a convertirte en la persona que quieres ser?

Espero que este artículo pueda ayudarte a empezar a implementar nuevos hábitos alineados con tus objetivos personales y profesionales.

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